Relaciones de Pareja a través de UCDM

Hoy quiero compartir contigo unas cuantas generalidades sobre relaciones de pareja con las que me suelo encontrar en el día a día como maestro y estudiante a la vez de Un Curso de Milagros, y que intento transmitir siempre a los estudiantes. Como debéis saber, no hay nada aquí que no responda a preguntas cuya respuesta solo yo (o tú)  debo plantearme.

En última instancia, no hay ninguna cuestión que no sea para mí. Lo que veo a través de mis hermanos es lo que necesito ver y aprender yo mismo, incorporándolo a mi sistema de pensamiento. Solo así podré interrumpir la repetición dolorosa de los acontecimientos, que siempre vendrán a mí en el campo de trabajo de las relaciones, donde mi ego intenta proyectar constantemente culpabilidad sobre mi pareja. Ese es el momento mágico, el momento del cambio de propósito que nos ofrece UCDM. En lugar de culpa, perdón. En lugar de victimismo, responsabilidad. Solo así sobrevendrá la Curación. Y enumero:

1. Las relaciones NO vienen a tu vida para estar tranquilo y que te hagan feliz. Eso son estereotipos del sistema de pensamiento del ego, basado en el amor romántico y otras sandeces. Vienen a tu vida para que despiertes y te sanes. El Universo es tan sabio que te manda a cada momento la persona que necesitas para aprender. No la que tú deseas. Ante esto, el ego tira de la información del programa y se pierde en “la parálisis del análisis”. Que si ésta puede ser la pareja perfecta, que si no, etc. El ego quiere etiquetar la relación. Y no hay nada que etiquetar. Solo observar aquí y  ahora las resistencias y juicios que esa persona nos dispara en la mente. Y perdonártelos. No se requiere nada más.

2. Hay que tomar la decisión de no tomar decisiones. Todas las relaciones tienen su fecha de caducidad. Incluso si esta fecha de caducidad es la muerte, sigue siendo una fecha de caducidad. Por tanto, nunca sabremos nada de lo que pasará o no pasará en el futuro. Analizarlo y preocuparse por él es una solemne pérdida de tiempo. Y un gasto de energía que te impedirá disfrutar de lo bueno de la relación y te apartará del estado de alerta que necesitas para aplicar el perdón hacia ti mismo en cada momento que sea necesario. 

3. Cualquier decisión que tomes debe ser tomada con el Espíritu Santo, para asegurar que sea la mejor decisión, la que va a beneficiar a todos los implicados. Aplicando el perdón y entregando los juicios al Espíritu Santo, vamos reconociendo nuestra mochila de culpabilidad y nuestro miedo, e iluminando nuestra sombra. Esto es, en definitiva, lo que nuestro hermano o hermana ha venido a hacer en nuestra vida: ha venido a mostrarnos aquello que debemos sanar. Querer forzar la situación debido a los programas de pensamiento del ego hará que nos equivoquemos y que ese guión que proyectamos se repita una y otra vez en nuestras vidas, con diferentes personas, hasta que aprendamos esa lección de perdón que está pendiente.

4. El ego siempre cree que tiene que hacer algo: Quedarse, irse, tratar a una relación de una manera o de otra, intentar conseguir unos resultados u otros, definir y etiquetar a una relación como más profunda o menos, etc. ¡Incluso sufrir por lo que se pueda “estar perdiendo”, jejeje! Es una guerra perdida de antemano, valga la redundancia. Además de una puerta abierta al sufrimiento, tan común en las relaciones de pareja. 

5. La buena noticia es que no hay que “hacer” nada. Solo estar atento a aquello que pasa en tu interior, a tus juicios y a los intentos mentales de interpretar una persona o situación como buena o mala, conveniente o inconveniente, justa o injusta, etc. Y perdonándotela, una y otra vez, las veces que haga falta. Sólo así acortamos el tiempo de sufrimiento, o lo que es lo mismo, nuestra percepción del tiempo. Las dudas son del ego, y están siempre basadas en juicios y prejuicios del sistema de pensamiento que, mediante el estudio del Curso, queremos deshacer. Así que no podemos fiarnos de ellas y, mucho menos, permitir que sean los cimientos donde descansa nuestra manera de pensar. Ante cualquier duda sobre lo que tengo que hacer o no, hay que pedir un Instante Santo (un instante libre de juicios) y esperar la respuesta. ¿Que cómo se sabe que es la respuesta del Espíritu Santo? Porque no hay ninguna duda sobre lo que tengo que hacer o no. Hasta que no pase eso, seguimos perdonándonos todo aquello que nos moleste del otro o de la situación, pues está emergiendo nuestra culpa proyectada. Y lo está haciendo para que sanemos, no para que nos lo creamos.

6. La mala noticia es que esto no satisface al ego, que puede ser muchas cosas pero no es un suicida, y se va a defender tomando ciertos conceptos arraigados muy profundamente en su sistema de pensamiento (que aún es el tuyo, no lo olvides) y martilleándote con ellos, para así evitar que lo des-hagas mediante el perdón, la entrega y la aceptación, sus enemigos naturales. El ego no puede entender que no tiene que tomar decisiones solo, ya que el proceso de tomar decisiones es uno de sus favoritos. Cree (y te hace creer) que todo lo tiene que resolver él solo, y así, cualquier circunstancia que en realidad es una oportunidad para perdonar(se), lo interpreta como un problema, al cual da vueltas y más vueltas, causando toneladas de sufrimiento. A ti mismo y a tus hermanos.

Xavi Demelo

Maestro UCDM

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