Anne Ancelin nació en Francia en 1919 y creció en París, donde vivió la mayor parte de su vida. Obtuvo un Doctorado en Psicología y otro en Letras. Se especializó en psicología social en Estados Unidos. A lo largo de toda su vida recibió formación profesional en muchos enfoques, entre otros, el Psicodrama de Moreno y el Psicoanálisis. Su obra, “¡Ay, mis ancestros!”, se convirtió en un best seller. A los 85 años enseñó el método transgeneracional en Argentina y otros muchos países. Luego termina su estudio sobre la clarificación de lazos transgeneracionales, secretos de familia, lealtades familiares invisibles y duelos no hechos de pérdidas diversas personales y familiares. Este documento es la traducción de una entrevista que le hacen las autoras Patrice Van Eersel y Catherine Maillard y que aparece en la obra “Mis antepasados me duelen” (Ed. Albin Michel, 2002)
Teórica e investigadora de campo a la vez. Perteneció a la resistencia, fue profesora en varias universidades, psicoterapeuta con formación en psicoanálisis, abierta a todas las innovaciones. Como analista de grupo, fue una de las primeras psicoterapeutas en utilizar el psicodrama de Moreno en Francia. Profesora emérita de la facultad de psicología de Niza, en donde dirigió el laboratorio de psicología social y clínica. Trabajó con Robert Gessain, Jacques Lacan, Francois Dolto, Carl Rogers, JL Moreno, Margaret Mead y Gregory Bateson, la escuela de Palo Alto y la escuela de dinámica de grupos de Kurt Lewin. Se convierte en una celebridad cuando publica su libro “Ay Mis Ancestros” el cual llega a ser un best seller mundial. Para muchos académicos y psicoterapeutas es ella quien introduce la dimensión transgeneracional en su práctica a través de un elemento preciso: el síndrome de aniversario.
La psicogenealogía comprende numerosas teorías, prácticas y escuelas de pensamiento y se ha convertido con el tiempo en un término popular, casi en un nombre común. Sin duda alguna le debemos a la Profesora A. A. Schutzenberger el impulso de este enfoque, particularmente en Francia durante los años 80. Trabajando durante muchos años con enfermos de cáncer -con la ayuda de la versión clínica del método Simonton- el cual apoyado, a su vez, en la medicina clásica y en un seguimiento psicoterapéutico, permite reforzar las ganas de vivir (libido vital) y el sistema inmunológico por medio de visualizaciones positivas- comenzó por descubrir en las biografías de sus pacientes sorprendentes fenómenos de repetición e identificación con personas amadas ya desaparecidas. Este fue el camino que la llevó a crear el método del genosociograma, una especie de árbol genealógico muy particular, que resalta hechos relevantes para bien o para mal en la historia de una familia: enfermedades, nacimientos, accidentes, muertes precoces o injustas, matrimonios, partidas etc., poniendo en evidencia a través de una representación gráfica el conjunto de toda la familia, en el sentido amplio del término, tomando en cuenta media docena de generaciones, los vínculos afectivos mayores, positivos o negativos u olvidados y negados hasta el punto de convertirse en “impensables genealógicos”.
“Somos menos libres de lo que creemos. Dice Anne Ancelin Schutzemberger, pero tenemos la posibilidad de conquistar nuestra libertad y de salir del destino familiar repetitivo de nuestra historia, comprendiendo los vínculos complejos que se han tejido en nuestra familia e iluminando los dramas secretos, los no dichos y los duelos inconclusos…”.
¿Su método? La “terapia transgeneracional psicogenealógica contextual clínica”, en la cual la misión primordial es rastrear nuestras lealtades invisibles y nuestras identificaciones inconscientes repetitivas (buenas o trágicas) que nos obligan a “pagar las deudas” a nuestros ancestros y a repetir las tareas interrumpidas mientras no estén cerradas. Así lo escribe en su libro “¡Ay, mis ancestros!”:
“Nuestra vida es una novela. Tanto usted como yo, vivimos prisioneros de una invisible tela de araña, de la cual al mismo tiempo somos artífices. Si aprendiéramos a utilizar nuestro tercer oído, nuestro tercer ojo, a comprender, a escuchar y a ver estas repeticiones y coincidencias, la existencia de cada uno sería más clara, más sensible a lo que realmente somos y a lo que deberíamos ser. Acaso no podemos escapar a estos hilos invisibles a estas triangulaciones, a estas repeticiones?”
(texto volviendo a nacer)
Redacción Instituto Draco
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Más información sobre El Transgeneracional
Levis Manuel Diaz Puello
QUIERO CONOCER SOBRE LA PSICOGENEALOGIA
ResponderGonzalo Antonio
quiero saber los entornos psiquicos de mis antepasados
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